Monday, August 30, 2010

Matar a un ruiseñor


Si aún no la has visto, el día que decidas ver esta película, que no te moleste nadie, sólo déjate llevar con la mente abierta, al final, te sentirás mejor persona.

Adaptar una buena novela al cine nunca es sencillo. Yo me temo que no llegaré a conocer una buena adaptación de mi novela favorita: Ana Karénina, pero hay muchas y algunas tan buenas como ésta.

La novela fue premio Pulitzer en 1960 y el guión cinematográfico es uno de los mejores de todos los tiempos. Refleja la época de la gran depresión de los años 20 y la violencia racista en el estado de Alabama. La valentía de Atticus al defender a un convecino de color le lleva a enfrentarse a un pueblo plagado de prejuicios con el único apoyo de sus dos hijos.
La dirección de Robert Mulligan es perfecta, la fotografía crea una atmosfera muy difícil de conseguir jugando espléndidamente con las sombras. La música de Elmer Bernstein transmite la tensión adecuada y fue nominada para el Oscar, La interpretación contenida de Gregory Peck en el papel de Atticus Finch fue la mejor de su carrera y ganó el Oscar merecidamente por delante de Peter O’Toole en Laurence de Arabia.

Memorable la escena final, cuando todos los negros se ponen de pie y rinden un silencioso homenaje a Atticus al abandonar la sala después de terminar el juicio.
En uno de mis viajes, ahora no recuerdo dónde, leí una placa que decía "Diamons are everywhere". Si se refería a valores sociales, a lecciones de ética y moral de los que tan necesitados estamos estos días, es inexcusable ver Matar a un ruiseñor. Película que debiera se ser de visión obligatoria para profesores y pedagogos, así como para los padres comprometidos en una educación de sus hijos dentro de unos márgenes de respeto y tolerancia al ser humano por encima de credos, razas o procedencia.

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