Thursday, December 29, 2011

Avelino Corma



"TODO tiene química, también los productos naturales tienen química, y es gracias a la química que se produce la vida", dice Avelino Corma (Mocofa, Castellón, 1951) del Instituto de Tecnología Química de Valencia y nuestro investigador científico más citado entre la comunidad científica internacional. Ha publicado más de 700 artículos en revistas nacionales e internacionales. Es autor de más de 100 patentes, 10 de ellas en explotación comercial, ha escrito tres libros y está considerado como el científico numero veintiuno a nivel mundial.
Entre los diez descubrimientos científicos más importantes del año para la revista  Science  se encuentran tres españoles.

En el primer caso, el doctor Francisco Guarnes del Vall d’Hebron Institut de Recerca (VHIR) estudió el microbioma humano y encontró que los seres humanos se dividen en tres grupos, según su flora intestinal, contrariamente a lo que se pensaba hasta el momento, que era que cada humano tenía una flora intestinal distinta, como una huella digital propia.

La vacuna contra la malaria, por otra parte, fue producto de las investigaciones de Pedro Alonso, del Centro de Investigación en Salud Internacional de Barcelona (CRESIB), y ha significado una nueva vuelta de tuerca para combatir esta enfermedad que mata millones de niños en todo el mundo.

Así también, dentro de los mejores hallazgos españoles figura una tercera investigación, que es el descubrimiento de una nueva molécula para la química verde, publicada por el doctor Avelino Corma. Se considera que su descubrimiento de una nueva molécula -la zeolita- con aplicaciones ecológicas es uno de los diez mejores hallazgos de 2011, a la altura de la vacuna contra la malaria. El científico que podría ser millonario destina todos los beneficios a la fundación que dirige "lo que proviene de la investigación tiene que ir a la investigación" dice el primer español en recibir la gran medalla de la Academia de las Ciencias de Francia.

En este país nuestro tan lleno de contrastes es hermoso encontrar alguien así y precisamente en la Comunidad Autónoma de Valencia, donde florece la corrupción política y estamos asistiendo a un juicio que, de no ser porque se trata de dinero público, podría hacernos reír como en una comedia bufa al estilo de La Escopeta Nacional. En esa línea bipolar hay que sentirse orgullosos de que seamos el país con más donaciones de órganos del mundo pero también podemos avergonzarnos de que el nombre más buscado del año en Internet haya sido Ortega Cano.
No tengo ni idea de lo que tratan estas invertigaciones pero si tengo muy claro que me gustaría vivir en un mundo donde nadie supiera quien es Ortega Cano y nuestros héroes fuesen personas como los científicos  Francisco Guarnes, Pedro Alonso y Avelino Corma.

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Monday, December 26, 2011

Cien metros más allá



 Ciudad autónoma de Melilla, un territorio de 12,3 Km. cuadrados de soberanía española, por lo tanto parte de la Unión Europea, pero geográficamente situado en el continente africano y rodeado de territorio marroquí. La doble verja de 8,3 Km. de longitud que cerca toda la ciudad es símbolo de la gran separación entre dos mundos, el norte rico y el sur pobre.
En 1985 los bereberes residentes en Melilla se encontraron en una situación inconcebible, no pertenecían oficialmente a ningún país y los vientos que soplaban en Europa les convertía en extranjeros en su propia tierra. Tras semanas de revueltas se reconoce la ciudadanía española a aproximadamente 30.000 bereberes. Es entonces cuando comienza a levantarse una gran verja. Una verja mental, política, económica y también física.

 Gracias a la existencia de la nueva frontera la economía melillense entra en un período de crecimiento brutal. Melilla es “puerto franco”, es decir, las mercancías que allí llegan no pagan impuestos y la cercanía geográfica a Marruecos, convierte a Melilla en el lugar ideal para introducir mercancías en África sin pagar los aranceles que el gobierno de Marruecos impone. Los productos asiáticos, americanos y europeos llegan en grandes contenedores y se implanta un contrabando, permitido de forma no oficial, que inunda de productos baratos todo Marruecos y otros países africanos.

  Miles de marroquíes hombres y mujeres, bereberes y árabes de todo Marruecos, se han ido congregando durante años en los alrededores de la frontera, en la ciudad de Nador, para obtener las migajas del gran festín. En pocos años lo que era un pequeño pueblo fronterizo se ha tornado en una gran urbe rodeada de barrios de chabolas donde se hacinan los más pobres a la espera de cambiar sus vidas gracias a la frontera. Unos esperan la oportunidad para colarse en Melilla y luego poder pasar a Europa en los bajos de un camión o escondidos en un ferry; otros simplemente se acercan cada día a vender cigarrillos o cacahuetes a alguna de las miles de personas que por allí pululan. La mayoría se convierten en mano de obra para el contrabando. Una mano de obra muy numerosa, al parecer « invisible » para las autoridades de uno y otro lado.
En esta atmósfera se desenvuelven diariamente personajes muy diferentes unos de otros, pero con algo en común. La frontera condiciona sus vidas.
El documental Cien metros más allá con guión y dirección de Juan Luis de No refleja la situación diaria de  estas miles de personas sin esperanza que buscan dentro de ese magma un lugar en el sol.


Monday, December 19, 2011

Scott también llegó al Polo Sur




Siempre me gustó mirar desde el lado de los perdedores, tienen más sustancia. Hace cien años que el hombre conquistó el Polo Sur. Dos expediciones comandadas por el noruego Amundsen y el inglés Scott llegaron a los confines de la Antártida casi al mismo tiempo, ese casi marca la diferencia entre la gloria que consiguió el primero y el cariño y el reconocimiento del segundo.

En los albores del siglo XX antes de la Gran Guerra (1914-1919) el hombre vivió una etapa llena de ilusiones no exenta de romanticismo. Europa llevaba mucho tiempo sin que sus ciudadanos se matasen unos a otros y las hazañas científicas y deportivas eran una constante en sus vidas; faltaba poco para el inicio de la carnicería que sufrieron en la I Guerra Mundial, una guerra que cambió todo para quienes con anterioridad no eran concientes de lo efímero de sus vidas. Pero en 1911, la aventura, la épica, la epopeya marcan el norte, en este caso el sur, de estos dos hombres y de cuantos los acompañaron... Hoy resulta impensable acometer una empresa de esas características del modo en que lo hicieron ellos. Más de treinta expediciones, entre ellas tres españolas, han emprendido la marcha de 3.700 Km. para conmemorar la gesta. Sin duda será durísimo y habrán de soportar temperaturas por debajo de 45 grados bajo cero, pero lo hacen muy bien pertrechados, gracias a los avances de la ciencia y la tecnología tan diferentes a los de hace 100 años.

Este tipo de aventuras son la forma más radical y más solitaria de pasarlo mal que se ha concebido, sobre todo, cuando te quedas en segundo plano como le pasó a Scott cuyo sacrificio no sirvió de mucho cuando vio que Amundsen ya había estado allí. El 18 de enero de 1912 Scott llega al Polo Sur y descubre la terrible verdad, la bandera noruega está clavada donde el pensaba instalar la "Union Jack" y no es ningún espejismo; en el intervalo de un mes dos hombres habían llegado donde nadie lo había hecho antes...pero el primero fue Amundsen.

En el camino de vuelta, sin que les sirviera la brújula y con los señuelos que habían ido dejando borrados por el invierno más duro que se recuerda, perecieron los cinco; se volvían ciegos y locos, se les gangrenaban los pies y se les caía la cara a jirones. El 29 de marzo saben que ningún milagro puede salvarlos. Su agonía y muerte debió de ser terrible pero Scott tuvo tiempo para escribir cartas de despedida a las madres y esposas de sus compañeros y también a la suya y a su hijo. No dejó de escribir hasta que sus dedos se congelaron... No había llanto ni sensiblería en sus palabras, solo asunción de la tragedia. Los descubrieron seis meses más tarde abrazados entre ellos.
El resto ya es historia.


Wednesday, December 14, 2011

Sucedió en Harvard


En Harvard cuando pasas delante de esta escultura, los guías, siempre proclives al chiste fácil para amenizar la visita, te cuentan que como nadie conocía como era John Harvard hicieron posar a un actor bien parecido para conseguir una buena imagen. Harvard (Boston, Massachusetts) es hoy la Universidad más prestigiosa del mundo, por eso, cualquier noticia que salga de allí cobra una especial relevancia en el mundo entero. La última ha causado gran indignación por ser un hecho sin precedentes en el mundo académico, un hecho insólito, digno de ser incluido en la saga de “Aunque usted no lo crea” de Ripley. El pasado 02.11.2011, un grupo de estudiantes de economía tomó la decisión de retirarse en bloque de la cátedra de Introducción a la Economía de la Universidad Harvard, en protesta por el contenido y el enfoque desde el cual se imparte esta materia.

¿Qué hay de asombroso en este hecho?
 En primera lugar, la protesta tuvo como destinatario directo al conocido economista Gregory Mankiw, ex asesor del Presidente George W. Bush y autor de uno de los manuales de macroeconomía más utilizado en las escuelas de economía dentro y fuera de Estados Unidos.
 En segundo lugar, porque de acuerdo a la carta entregada por los estudiantes antes de retirarse de la cátedra, el motivo de la protesta fue su indignación por lo que consideran el vacío intelectual y la corrupción moral y económica de gran parte del mundo académico, cómplices por acción u omisión en la actual crisis económica.
Y en tercer lugar, se trata de un hecho insólito, porque los integrantes del movimiento estudiantil detrás de este hecho de indignación académica en contra del pensamiento único neoclásico, pertenecen a la élite económica, social y política de los Estados Unidos, que se forma en la Universidad de Harvard para dirigir las corporaciones empresariales globales y/o para asesorar a los gobiernos en materia de políticas económicas y financieras.

En diversos párrafos de la carta al profesor Mankiw se lee: “Hoy estamos abandonando su clase con el fin de expresar nuestro descontento con el sesgo inherente a este curso. Estamos profundamente preocupados por la forma en que este sesgo afecta a los estudiantes, a la Universidad y nuestra sociedad en general (…) Un estudio académico legítimo de la economía debe incluir una discusión crítica de las ventajas y los defectos de los diferentes modelos económicos. A medida de que su clase no incluye las fuentes primarias y rara vez se cuenta con artículos de revistas académicas, tenemos muy poco acceso a aproximaciones económicas alternativas. No hay ninguna justificación para la presentación de las teorías económicas de Adam Smith como algo más fundamental o básico que, por ejemplo, la teoría keynesiana (…) Los graduados de Harvard juegan un papel importante en las instituciones financieras y en la conformación de las políticas públicas en todo el mundo. Si falla la Universidad de Harvard a la hora de equipar a sus estudiantes con una comprensión amplia y crítica de la economía, sus acciones serán susceptibles de perjudicar el sistema financiero mundial. Los últimos cinco años de crisis económica han sido prueba suficiente de ello”. La carta concluye: “Nos estamos retirando de su clase este día, tanto para protestar por la falta de discusión de la teoría económica básica, como para dar nuestro apoyo a un movimiento que está cambiando el discurso estadounidense sobre la injusticia económica (Occupy wall street). Profesor Mankiw, le pedimos que se tome nuestras inquietudes y nuestro retiro de su clase en serio”.

Según cuentan los escasos medios de comunicación que dieron cobertura a esta protesta, el movimiento de los estudiantes de Harvard a favor de una economía crítica se ha ampliado y ha incorporado otras demandas para hacer de Harvard una “universidad socialmente responsable”. Una de éstas consiste en la negociación de contratos de trabajo más dignos para el personal de servicios de la universidad que sufre las políticas de flexibilización laboral que tanto daño le han ocasionado a la clase trabajadora norteamericana. Movimientos similares han comenzado a surgir en la Universidad de Duke (Carolina del Norte) y en la Universidad de Berkeley (California).

El movimiento iniciado en Harvard por un cambio en el enfoque dominante de la enseñanza de la economía no es nuevo. Más bien es un movimiento que viene a sumarse a la iniciativa por un cambio en la enseñanza de esta disciplina que iniciaron en mayo de 2000 los estudiantes de las universidades francesas y que meses después recibió el apoyo de estudiantes de Cambridge, Inglaterra.

En ese entonces, también el movimiento estudiantil francés hizo pública una carta declarándose globalmente descontento por la enseñanza recibida que les impedía lograr una comprensión profunda de los fenómenos económicos a los cuales las personas se enfrentan en el mundo real. Un pasaje de esta carta señalaba: “La mayor parte de nosotros ha escogido la formación económica con el fin de adquirir una comprensión profunda de los fenómenos económicos a los cuales el ciudadano de hoy en día se encuentra confrontado. Ahora bien, la enseñanza, tal como es expuesta –es decir en la mayor parte de los casos la teoría neoclásica o enfoques derivados –, generalmente no responde a esta expectativa”. La carta finalizaba con una exhortación al profesorado francés similar al mensaje enviado al profesor Mankiw: ¡Despiértense antes de que sea demasiado tarde!

Hace casi 200 años, John Stuart Mill, al aceptar su cargo como Rector de la Universidad de Saint Andrew, recordaba al claustro de profesores de dicha universidad, que la función de las universidades no es hacer que los estudiantes aprendan a repetir lo que se les enseña como verdadero, sino que su función es formar personas con capacidad de pensar por si mismas. De acuerdo a este gran economista y filosofo: "Las universidades deben enseñar a las personas a poner en duda las cosas, a no aceptar doctrinas, propias o ajenas, sin el riguroso escrutinio de la crítica negativa, sin dejar pasar inadvertidas falacias, incoherencias o confusiones y, sobre todo, a insistir en conocer el significado de una palabra antes de usarla y el significado de una proposición antes de afirmarla... El objetivo de la universidad no es enseñar el conocimiento requerido para que los estudiantes puedan ganarse el sustento de una manera particular. Su objetivo no es formar abogados ó médicos ó ingenieros (ó economistas) hábiles, sino seres humanos capaces y sensatos... Los estudiantes son seres humanos antes de ser abogados, médicos, comerciantes o industriales; y sí se les forma como seres humanos capaces y sensatos, serán por sí mismos médicos y abogados (y economistas) capaces y sensatos”.

Es obvio que la incapacidad de las universidades actuales de formar economistas críticos y sensatos no responde únicamente a posturas personales e ideológicas de docentes y/o autoridades universitarias, sino más bien responde a factores relacionados con el rol que las universidades cumplen en la reproducción de las relaciones de poder dentro del sistema capitalista en su fase neoliberal. Probablemente, uno de los principales factores explicativos de la crisis en la enseñanza de una economía crítica e integral es la pérdida de la identidad e independencia de las universidades, debido a que han sido capturadas por los intereses de las corporaciones y/o por la demanda del mercado. Se les ha presionado directa (o indirectamente) a convertirse en empresas educativas con la misión de formar a los dos tipos básicos de economistas que demanda el mercado en la fase actual del capitalismo: economistas especialistas altamente cualificados, y economistas generalistas poco cualificados para apoyar a especialistas o para desempeñarse en funciones gerenciales. Esto, a su vez, ha conducido a una especie de fragmentación del conocimiento y a la ausencia de pensamiento crítico. ¿El resultado final? Economistas formados para adaptarse y/o colaborar con el status quo que mantiene a la mayor parte de la humanidad en la exclusión y la pobreza.

El mensaje, que desde Harvard envían los estudiantes de economía, no debería pasar desapercibido por las escuelas de economía del mundo entero. Es tiempo de rectificar el rumbo. Es tiempo de separar la verdadera función universitaria de la función de formación técnica superior y, sobre todo, es tiempo de devolverle a la enseñanza de la economía el carácter crítico, riguroso e integral que tanta falta hace en los momentos actuales de crisis sistémica que ha provocado el capitalismo.


Tuesday, December 06, 2011

La energía liberada


Rosa María Artal empieza muy fuerte y en ningún momento baja el listón, lo suyo es una denuncia del sistema en toda regla y lo dice desde la autoridad de quien como periodista influyente e informada ha conocido los entresijos del poder.

Lúcida y veraz, habla desde las entrañas pero apoyándose en los datos. El capitalismo -dice- no se va a ocupar de atendernos, de educarnos, de sanarnos cuando estemos enfermos, su único objetivo es ganar dinero ¿Es esto lo que queremos? ¿Es esto lo que buscamos al elegir a nuestros mandatarios? ¿Acaso no es un contrasentido votar a opciones políticas que nos van a imponer sacrificios?

El cedazo en el que estábamos cómodamente instalados los europeos ha comenzado a moverse y cada vez tiene los agujeros más amplios.

Desde la desregulación de los mercados a la que nos sometieron Reagan y Thacher en los 80' y la posterior caída del muro de Berlín en el 89' no era difícil saber a la situación que llegaríamos. No es, no debe ser, una sorpresa para un lector crítico, si es una desolación leer este análisis implacable de los momentos que estamos viviendo.

Leer a Artal  (La energía liberada, edit. Aguilar) es clave para saber lo que está pasando y porque está pasando lo que está pasando. Denuncia al nuevo periodismo que se ha convertido en el tercer pilar del sistema, a la televisión dedicada a aturdir a la ciudadanía, a la Banca a la que se le inyecta dinero al 1% y lo invierte en el Tesoro Público al 5%, a los paraísos fiscales (Tórtola, Islas Vírgenes Británicas, 30.000 habitantes, 620.000 empresas registradas), a la corrupción en España con casos como el de Matas, Fabra, Camps, políticos que vuelven a ganar por mayorías que sólo se explican desde el síndrome del lacayo de sus votantes. Introduce una maravillosa cita de Sanpedro:-"la educación tiene que consistir en que los seres humanos maduren, lleguen a su completa posibilidad, y eso exige el pensamiento libre (...) si yo pienso que las ideas que me han inculcado y que me obligan o me coaccionan y que me impiden conocer otras, entonces no estoy viviendo mi propia vida, estoy siendo condicionado a vivir otra vida que no es la mía". El sabio nonagenario en plena lucidez.

Siento no ser tan optimista como ella, pero admiro la pasión que pone. Necesitamos a gente así, que despierte del letargo a una sociedad aborregada preludio de un fascismo blando que no necesita cámaras de gas, sólo mercados sin regulación y sectores financieros sin control hasta llevar a la sociedad ¿A donde?



Monday, December 05, 2011

Por qué Alemania se empecina


En los últimos años nos están obligando a aprender economía a marchas forzadas, yo sigo sin saber del tema pero hay algunas cosas que tengo muy claras por puro sentido común, por ejemplo ¿No se dan cuenta (o no quieren) de que a menos déficit también menos gasto y por lo tanto, menos empleo, menos consumo... y en fin, que la rueda en este sistema es ésa: dinero=consumo=empleo que no tienen nada que ver con las medidas que están aplicando y con las que van seguir haciendo hasta que no puedan exprimirnos más? A la Sra. Merkel no le parece bastante y propone otra vuelta de tuerca. Ayer, el ex canciller Helmut Schmidt lo dijo en el congreso del partido socialdemócrata (SPD): "el discurso en clave nacionalista "del matón alemán" está rompiendo Europa"


RAFAEL POCH, corresponsal de La Vanguardia en Berlin lo explica con mucha lucidez:

Mientras el euro cruje y entre profecías de un segundo hundimiento peor que el de 2008, Alemania repite estos días sin cesar su rechazo al eurobono. Tras una serie de supuestos planes ocultos y desmentidos de Berlín, la situación recuerda a la del año pasado con Grecia, cuando no había nada más allá del “no”. Fortalecer la disciplina en Europa basta y sobra para calmar a los mercados, dicen ahora los principales políticos y responsables económicos alemanes; desde la señora Merkel hasta su ministro de finanzas Wolfgang Schäuble, pasando por el economista jefe del Banco Central Europeo, Jürgen Stark y el presidente del Bundesbank, Jens Weidmann. Todos ellos decían hace un año que Atenas se saldría por si sola y que no era necesario paquete de salvamento alguno. Esa es la “posición de Berlín”. Si entonces, no hay “plan B” ¿Cómo se explica este empecinamiento que mantiene en vilo a Europa, y con ella a la economía global, desde Nueva York a Shanghai?

Todo parte de la versión nacional-populista de la crisis que el establishment alemán ofrece a la nación, y que ahora se propone a todo el continente. Esa versión afirma que Europa sufre una crisis fiscal motivada por la conducta gastadora e indolente de toda una serie de países que han parasitado con el euro. Para entender la lógica de esta leyenda, hay que remitirse a los últimos veinte años.
Veinte años os contemplan

Con la reunificación de 1990, Alemania cambió. Dejó de tener que demostrar nada a un enemigo –el bloque socialista– ya desaparecido. Vio ampliado su mercado y patio trasero histórico europeo, y comenzó a liberarse de las hipotecas que la derrota de 1945 impuso a su soberanía. Libre y más fuerte, sí, pero también con problemas. Entre ellos, un lastre, el costo de la anexión de la RDA superior al billón de euros, y un desafío, el ingreso en la economía global de China, la ex-Urss y la Europa del Este, con mano de obra barata, complicando los costes de su exportación. La solución fue el desmonte parcial del “modelo social” alemán mediante un gran ajuste neoliberal para apuntalar una estrategia nacional exportadora y de enriquecimiento empresarial que rebajara costes de producción.

En una sociedad que se caracterizaba por la relativa decencia de sus relaciones laborales –por lo menos comparada con la del Mediterráneo–, la solidaridad de su estado social y una nivelación de rentas por encima de la media europea, comenzaron la desigualdad, el recorte del estado social y la precariedad laboral. Desde 1990 hasta hoy, los impuestos a los más ricos bajaron un 10% mientras la imposición fiscal a la clase media subía un 13%, los salarios reales se redujeron un 0,9% y los ingresos por beneficio y patrimonio aumentaron un 36%. En este contexto de degradación social general, el desempleo se redujo y las exportaciones se dispararon: si en 1990 aportaban el 25% del PIB alemán, en 2008 representaban el 47% (en China, menos del 30%), la mayor proporción del mundo. Con estos sacrificios, Alemania “salía de la crisis”, sobre todo sus empresas: desde la introducción del euro, la exportación alemana ingresó más de 800.000 millones ¿Qué hacer con todo ese dinero? Naturalmente, invertirlo.
Invirtiendo en la estafa global

Los bancos alemanes no crearon la burbuja inmobiliaria de Estados Unidos o de España, ni otras estafas meridionales, pero las alimentaron. Como ha explicado José Manuel Naredo, su principal analista y cronista, la burbuja española nació en el franquismo y aumentó con la democracia, pero el exceso de capital alemán no hizo más que alimentarla y multiplicarla con créditos sin control, como ocurrió con las enfermedades de otros países europeos que compartían moneda. La culpa no es alemana ni española (aunque, desde luego, es mucho más española que alemana), sino de un sistema internacional que perjudica a la inmensa mayoría de la ciudadanía europea, que sin embargo es la que debe pagar ahora con nuevos recortes. Europa tiene una descomunal crisis bancaria en la que los bancos más fuertes –alemanes y franceses – están expuestos en las deudas de todos.

En el caso alemán explicar esto supone reconocer que el sacrificio de los últimos veinte años, coronado por un irritante rescate a los bancos en 2008, no solo perjudicó a la mayoría de los alemanes sino que, además, contribuyó a precipitar la crisis europea al incrementar los desequilibrios en el interior de la zona euro. Admitirlo significa invalidar veinte años de política económica que se ha vendido como “exitosa”, lo que se volvería en contra de todo el establishment alemán, incluida la oposición de socialdemócratas y verdes que cuando estaba en el gobierno ejecutaron el ajuste neoliberal de 2003 con la llamada “Agenda 2010”. Reconocer el error sería “razonable” y algo se mueve en ese sentido en el Partido Verde, pero apenas nada en el SPD, reconoce Gustav Horn, director del instituto IMK y consejero económico del líder del SPD, Sigmar Gabriel. La situación de Merkel es aun más complicada.

En medios de la industria y la élite alemana, así como en su coalición –tanto los liberales como en la CDU y la CSU – hay un fuerte consenso contra los eurobonos y alrededor del discurso de una Alemania virtuosa y pagadera perjudicada por los errores de otros. La canciller no se atreve, ni seguramente quiere, enfrentarse a eso, porque ella misma participa de esa mentalidad. Su “Alemania va bien” recuerda al “España va bien de Aznar”, que Zapatero no se atrevió a cuestionar: dar marcha atrás exige valor, admitir responsabilidades y emprender un giro político, algo muy complicado. Por todo ello triunfa la leyenda nacional-populista, que niega la interrelación de la eurocrisis y atribuye sus causas a los defectos de unos indolentes meridionales, a quienes hay que imponer la virtud nacional alemana en forma de austeridad y recortes. Si se impone la austeridad los mercados se calmarán, se dice. Pero los mercados están nerviosos por otra cosa: porque constatan la inseguridad de una Europa cuyos países en crisis están cada vez más asfixiados en su economía real por esa austeridad, y también por la ausencia de una red de seguridad colectiva: los eurobonos.
Abriendo la caja de Pándora

El discurso nacional-populista de Merkel funcionó bastante bien hasta que en septiembre la canciller conoció las previsiones económicas para el año que viene, que sugieren que Alemania podría entrar en recesión, como consecuencia del enfriamiento global y de la recesión europea, agravada por la política unilateral de austeridad. Merkel comprendió que, como dice el periodista Thomas Wolf, mientras no se descubran nuevos mercados para las exportaciones alemanas en el planeta Marte, la recesión de sus clientes europeos se acabará volviendo contra la economía alemana. Fue entonces cuando ideó su plan de reforma europeo con un nuevo pacto de estabilidad para la zona euro que institucionalice y amarre la austeridad y la disciplina para imponerla. Desgraciadamente la receta no solo no ataja el problema, sino que lo agrava, pues reduce la necesaria reforma institucional europea a un único vector disciplinario, con aspecto de “castigo para malos”. Y eso instala al nacional-populismo en un nivel aun superior.

“¿Donde queda la Europa democrática y diversa en la que todos somos iguales ante la ley, cuando, bajo liderazgo alemán, las medidas de austeridad ideadas en Berlín se imponen en los países del sur de la eurozona como una necesidad inherente y sin alternativa y son aplicadas por los llamados gobiernos de expertos?”, dice el periodista Holger Schmale. Europa comienza a temer la superioridad alemana y los alemanes no ven nada malo en ello, constata Schmale. Los políticos alemanes incluso lo celebran con una ingenuidad asombrosa que denota un extraordinario desconocimiento del frágil tejido nacional europeo, al jactarse entre aplausos de sus correligionarios, como hizo el jefe del grupo parlamentario de la CDU, Volker Kauder, diciendo que, “en Europa se habla alemán”.

Alemania ha abierto la peligrosa caja de Pándora nacionalista. Antes era en aras de la gobernanza alemana, ahora en el contexto de la reforma de Europa. La simple realidad es que no hay visión estratégica ni comprensión de la situación, pero el malestar se extiende. Si el año pasado sólo en Alemania se maldecía a los manirrotos del Sur y el establishment español aun consideraba a Merkel ejemplo de buen gobierno, este año han cambiado las cosas. En todo el Mediterráneo se comienza a maldecir a la canciller y a Alemania. La peligrosa espiral nacionalista ya ha hecho su aparición. Para una crisis cuyo culpable es un sistema financiero transnacional, este es un óptimo escenario para dividir y desviar la atención. Para Europa, por el contrario, es una clara receta de desintegración.

Mal ambiente para un debate racional

“La desintegración puede ocurrir si traspasamos el punto más allá del cual ya se pierde de vista el debate racional, lo que ya está pasando en Alemania”, dice Ulrike Guerot, del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores. Ese momento en el que el discurso populista cruza el punto de no retorno, condena a Europa a un debate con aspecto de guerra religiosa, parecido al que mantiene el Tea Party con los demócratas en Estados Unidos, o el de partidarios y adversarios del aborto en España, explica Guerot. “En esas discusiones, nadie convence a nadie y cada campo expone sus argumentos únicamente para que sus seguidores se reconozcan en ellos”. Si el empecinamiento alemán con los eurobonos concluye en una quiebra, esa espiral aún podría empeorar, pues raramente una crisis social mejora el clima para un debate racional en clave de solidaridad y de recetas colectivas. Más bien lo complica.

Ni siquiera Guerot –una de las pocas que habla en Berlín del riesgo de desintegración europea– puede evitar repetir los tópicos más groseros de esta crisis, la afirmación de que “Alemania ya hizo los deberes y ahora deben hacerlos los otros”, de que “no podemos seguir alimentando a los griegos” o el “trauma de Weimar” para explicar la alergia alemana a la inflación. Hace un cuarto de siglo que murió la gente con algún recuerdo maduro de los años veinte. La verdadera lección de historia alemana de todo aquello para la Europa de hoy, es mucho más Versalles que la inflación: el humillante diktat de unas naciones sobre otras. Sin embargo el grotesco argumento de la inflación de Weimar se repite una y otra vez para justificar la irracionalidad del gobierno alemán.

El empecinamiento con los eurobonos no sólo es económicamente irracional, sino también profundamente contradictorio. El Banco Central Europeo ya ha emitido, y con creces, lo que podría llamarse “el eurobono privado”. Desde que estalló la crisis, el Deutsche Bank, Commerzbank y otros bancos privados alemanes han transferido al Banco Central Europeo cuatro veces más deuda privada –sus valores basura, recibiendo a cambio créditos a bajo interés– que el volumen de la deuda pública comprada “in extremis” con tanto escándalo por el mismo BCE.

“Ni Merkel ni el Bundesbank han criticado nunca esta creación privada de dinero, pero cuando los Estados quieren tener el mismo derecho, los critican como si fuera algo endemoniado”, dice Dierk Hierschel, economista jefe del sindicato alemán Verdi. El argumento es el peligro de inflación, pero los bancos centrales de Estados Unidos, Inglaterra y Japón llevan años comprando ingentes cantidades de deuda pública sin que haya ocurrido nada con la inflación.

Respecto a los “deberes”, nadie se pregunta lo más importante: ¿Quien es el maestro que los impone y con qué propósito e intereses? ¿Por qué hay que conformarse con el papel del alumno obediente? ¿Quién ha declarado menores de edad a la ciudadanía de países enteros?