Sunday, June 21, 2009

Katherine Hepburn (1909-2003)



Las malas lenguas dicen que nació en 1907 pero no es verdad. Kate cumpliría cien años este mes, y a fe que le ha faltado bien poco. No fue la más guapa, la más sexy o la mejor actriz, pero sí la más grande del siglo XX y, probablemente de la historia del cine.

Su estética angulosa recibió muchas críticas al principio, "parece una calavera" llegó a decir un crítico en su primera aparición en el teatro, pero Kate no se arredró y muy pronto se hizo un lugar en las tablas y en el plató.
A los 26 años consiguió su primer Oscar por Gloria de un día (Morning Glory). Los siguientes tres Oscar le llegarían , ya rebasada la cincuentena, por El León en invierno, Adivina quien viene a cenar esta noche y El estanque dorado, tres grandes films.
Inventó la delgadez en el cine y su mirada podía decir lo que ella quisiera. Verla moverse en La fiera de mi niña e Historias de Philadelphia es pura danza. Kate acabó con la ñoñeria que hasta entonces acompañó a la mujer en el cine. Su imagen, no solo en la pantalla sino en la vida real, representaba a un nuevo tipo de mujer, independiente, moderna e inconformista.

Su relación con Spencer Tracy solo se entiende desde las muchas pero poco valídas interpretaciones sobre el amor. El fue un gran actor, es cierto, pero además de pendenciero y alcoholico, careció de valor para divorciarse y vivir con ella.
Kate, quizá sin pretenderlo, hizo más por el genero femenino que muchas sufragistas. Yo, no me canso de ver sus películas.

Monday, June 15, 2009

Muerte de un viajante



Muerte de un viajante es la obra que consagró a Arthur Miller como un gran dramaturgo. Estrenada en 1949 en Broadway, se convirtió en la primera obra teatral que cuestionaba el sueño americano del consumidor: El American Dream, que no consiste sólo en enriquecerse por la vía del trabajo, el talento y el encanto personal, sino en conquistar tierras salvajes, enfrentarse a la competencia y salir triunfante. Demasiado para el cuerpo. El espectáculo ganó varios Tony y su autor obtuvo el Pulitzer de teatro.

Willy Loman, un vendedor ambulante neoyorquino de sesenta años, representa el arquetipo del perdedor instalado en el autoengaño que construye castillos en el aire y al que desprecian todos, empezando por su propia familia, sus jefes y la sociedad. Willy, se ve abocado al suicidio para que su mujer, la única que permanece a su lado, pueda cobrar la póliza. Es el último camino que le queda al descubrir que su sueño, como el de todos nosotros, es un sueño imposible. Desgraciado de aquel que consiga sus sueños porque se quedará sin ellos.
La obra cobra plena vigencia en el actual momento, cuando todos pensábamos que íbamos a ser ricos y, precisamente desde los EE.UU. con las Subprime y las acciones ordinarias nos hicieron reparar en que quizá no tuvimos en cuenta el capital riesgo y mientras los tipos fijos nos miraban por encima del hombro a los tipos convertibles como nosotros, no nos dimos cuenta de que nos íbamos convirtiendo, precisamente, en bonos basura.
El montaje muy cinematográfico de Mario Gas, la soberbia actuación de Jordi Boixaderas, de un esplendido Víctor Valverde en el papel de hermano y alter ego de Willy y de otro gran actor, Pablo Derqui, en el papel de Biff Loman (que hace sesenta años encumbrara a Arthur Kennedy), contribuyen al gran éxito de la obra que se representa en el Teatro Español de Madrid.
Recordad que el teatro es vida y la vida…. puro teatro

Monday, June 01, 2009

Los hombres que no amaban a las mujeres


He visto la película y no pienso leer ninguna de las novelas. Después del bombazo editorial de la trilogía de la saga Millenium, era previsible que la llevaran al cine. Siento un cierto rechazo a los best-seller - El Código... Los Pilares... uff- y además pocos son los que se han llevado al cine con acierto como El nombre de la rosa por ejemplo; no, este no es el caso.
Cine europeo con visos de telefilm americano, tramposillo en el guión y con demasiadas explicaciones al final. Da idea de una Suecia con mucha nieve y donde la gente está "pallá", tanto, que la famosa llave de Ikea tan útil, carece de utilidad para resolver sus problemas.
Lisbeth Salander, primera hacker- detective de la historia, pronto se convertirá en un icono para los jóvenes, al menos tiene todos los ingredientes: Piercings, tatuajes, flacucha, bisexual, pinta de guarrilla y dispuesta a dar un zarpazo al primero que le de una oportunidad porque se siente maltratada por la vida. Noomi Rapace, la actriz que la interpreta, hija de un cantaor de Badajoz que tuvo una aventura con una sueca, lo hace muy bien. Aunque yo, la verdad, quizás esté anticuado pero me caía mejor el teniente Colombo. La escuela sueca eso si, siempre dio muy buenos actores.
En cualquier caso, si la trilogía Larsson ha servido para acercar a la lectura a nuevos lectores, bien venida sea.










Paz y Amor


Gran anuncio el de Canal Plus con la imitación de los hippies de los 60'. Jorge Lorenzo lo ha convertido en saludo "motero" desde que hiciera la V con los dedos ante las cámaras de TVE en el gran premio de motociclismo de Jerez; también muchos jóvenes se saludan así, como una moda pacífica y simpática sin mayor trascendencia.
El problema es que la parodia, como tal, tiende a la exageración y puede hacer creer a las nuevas generaciones que los que ahora somos sexagenarios eramos unos "pasotas" y "drogatas" hace 40 años. Pues no es verdad, quizá no fuimos la mejor de las generaciones pero se le aproximó bastante. No teníamos "papás" que nos enviaban a estudiar con dinerito sino que eramos nosotros los que ayudabamos a nuestra familias a subsistir. Durante quince años, las remesas de los emigrantes en Europa fueron el mayor ingreso para las arcas del estado. La dictadura franquista, que no se vio favorecida por el Plan Marshall como era lógico, nos obligó a muchos jóvenes y no tan jóvenes a buscar trabajo en Alemania, Holanda, Francia, Suiza, Bélgica e Inglaterra, países de "acogida", eufemismo para definir que nos daban los peores trabajos, mal pagados y además mofándose de nosotros porque "Franco era un fascista" frase que nos repetían con asiduidad como si nosotros no lo supiéramos.

La juventud, sin embargo, esa maravillosa y corta compañera de nuestras vidas, nos salvaba de todo; la música fue la mejor tabla de salvación para nuestros sueños y esta "panda" de sexagenarios fueron algunos de sus interpretes en nuestro país: Nino Bravo, Serrat, Sabina, Miguel Ríos, Aute, Víctor Manuel, Llac, Paco de Lucia, Camarón, las dos Rocío...cositas buenas. Otros del mundo anglosajón que me permito recordar: Los Beatles, Los Rollings, Simon & Garfunkel, Barbra Streisand, Bob Dylan, Eric Clapton, Santana, Jimmi Hendrix, Joe Cocker, John Fogerty y Los Creedence, Jimmi Page y Led Zepelin, Mamas & the Papas, Freddie Mercury, Mark Knofler, buff..., seguro que cualquiera de mi generación añadiría muchos más.

PAZ Y AMOR