Monday, October 08, 2012

Mis órganos y yo




CUENTO PATAFÍSICO


No pienso volver a echar la siesta en el cuarto de invitados. En cuanto me duermo comienza el ritual: entran mis dos tías, me levantan, me desnudan, me colocan como el dibujo de Leonardo da Vinci y se ponen a despellejarme, vamos que me quitan la piel a tiras o a jirones como se quiera, pero literalmente.

Tienen tal arte que parece que lo llevan haciendo toda la vida. Mientras mi tía Matilde me mete los dedos índice y pulgar debajo de la barbilla en plan garfio para desenmascararme, mi tía Rufina me arranca la cabellera al más puro estilo Arapahoe. Cuando me han dejado el kiosco como ese muñeco tan horrible que se les regala a los niños para que aprendan anatomía, se dedican a jugar con mis tendones como el mudo de los hermanos Marx con el arpa. Se lo pasan bomba hasta que empiezan a descoyuntarme los huesos, ahí siempre discuten:


- Rufina ese brazo no va a rosca, va a presión

- a mi me lo vas a decir, que he criado al niño...

- la rótula, que siempre la pierdes...

Eso si, son muy ordenadas, las venas, nervios y tendones, los envuelven como ovillos y los ponen en cajitas con bolas de alcanfor como si fuera ropa de invierno. Las vísceras en papel albal con especial cuidado para mi hígado que suelen colocarlo en una cajita forrada de terciopelo en capitoné rojo de lo más propio, el corazón lo guardan siempre en la misma caja de bombones en forma de ídem y acompañado de una aspirina para que no se infarte y el cerebro lo ponen en un frasco de cristal como los que suele haber en la cocina para guardar las alubias nadando en formol para poder enseñarlo a las visitas.
Todo lo envuelven en papel regalo meticulosamente y sobre todo con mucha higiene antes de guardarlo en el frigorífico industrial que tenemos en el sótano para los congelados. El paquete lleva mi nombre en letras bien grandes para que nadie lo confunda con un solomillo de Argentina.

Ahí me tienen todo el invierno hasta que llega la primavera. Eso si, todas las tardes bajan a rezarme el rosario.