Sunday, October 28, 2012

Las mañanas del Price




La música, las novelas, el cine, la imaginación, el amor...que manera más hermosa de evadirse para los jóvenes de la generación a la que nos tocó vivir la España negra de la dictadura franquista.
Las mañanas del Price (antiguo Circo Price, Plaza del Rey, Madrid)  sólo duranron dos años, el franquismo nos las borró en seco. Corría el año 1962 y los jóvenes madrileños queríamos divertirnos y bailar los ritmos que el mundo anglosajón puso de moda, algunos tan efímeros como el Madison o la Yenka, otros que duraron algo más como el Twist, y algunos que no morirán nunca como el Rock. Solíamos hacer guateques en casa del amigo que tenía los padres más permisivos, uno llevaba el picú y otros los discos singles; también íbamos a las discotecas los fines de semana y festivos de cinco a nueve y media de la noche porque a las diez las chicas tenían que estar en su casa. Entonces -creo que fue a los hermanos Nieto a quienes se les ocurrió la idea-, comenzaron La matinales del Price que nosotros llamábamos Las Mañanas del Price y que se anunciaban con el pomposo título de Festivales de Música Moderna. Los domingos por la mañana los jóvenes madrileños de quince a dieciocho años abarrotábamos las localidades del Price para disfrutar con la presencia en directo de todos nuestros ídolos. Con más o menos fortuna surgieron grupos que enseguida se harían famosos. Micky, quien muy pronto se quedaría calvo, pero en el sesenta y dos tenía la melena larga, y Los Tonys, Los Diamond Boys, con el gibraltareño Albert Hammond, Los Diablos Negros, Los Sonor, Los Estudiantes, Los Sirex, Los Mustang, Los Continentales, Mike Ríos, Ontiveros con  Popotitos, canción de gran popularidad de los mejicanos  Enrique Guzmán y Los Teen Tops, y dos grupos que nos fascinaban a pesar de las carencias técnicas para poder escucharlos como se merecían, eran Los Relámpagos y Los Pekenikes.



Los jóvenes de ese Madrid y de esa España negra, sólo queríamos divertirnos, no podíamos hacer mucho más, pero nos lo quitaron. No sé que "Ministro de Cultura" estaba entonces, no muy distinto del actual, pero nos lo quitaron. Al parecer Emilio Romero –el Pedro Jota de la época-  tuvo algo que ver con la prohibición. Uno de los motivos estaba totalmente justificado, al parecer “nos poníamos de píe” al oír a los músicos y eso no se podía consentir, es más, era una razón de peso para enviarnos a los grises a la salida del Price. Me pilló con dieciséis años y no me perdí ni una de las matinales pero también conocí por primera vez a los grises, los golpes que daban y las señales que dejaban.

Cincuenta años más tarde, José Ramón Pardo, el "Doctor Pardo", como le gusta que le llamen en el programa de los fines de semana "No es un día cualquiera" que tan bien dirige Pepa Fernandez  y uno de los pocos programas que se ha salvado de la quema que ha  hecho el PP en RNE, va a sacar al mercado con su sello discográfico Rama Lama un libro de cuarenta y cuatro páginas y cien canciones con el título La Leyenda del Price. El "Doctor Pardo"  es uno de los tíos que más sabe de la música de la época junto con Íñigo.

Los chavales de entonces te lo agradecemos aunque sólo sea para rememorar aquellos tiempos en los que, como en la película de John Mills, podíamos decir: ¡Que grande es ser joven!



Os dejo con uno de los mejores grupos españoles de todos los tiempos que empezó su andadura musical en las mañanas del Price. Los Pekenikes y su Hilo de Seda. 



No comments:

Post a Comment