Friday, January 22, 2010

AVATAR


El cine, que durante mucho tiempo consistía en relatar una historia con más o menos acierto, se ha convertido en el siglo XXI en un fenómeno con preponderancia visual. Los efectos especiales que tanto hemos criticado los cinéfilos pasan a un primer plano como una revolución impredecible y acaso necesaria.
Las nuevas generaciones descargan películas gratis de Internet y todo aquello que pueden y les apetece confundiendo, a veces, cantidad con calidad. Quizás la industria del cine encuentre, mediante las grandes superproducciones digitalizadas, el 3-D y otros procesos que surgirán, la vía para llenar las nuevas salas.
La simpleza del argumento de AVATAR, tan próxima a los vídeo-juegos, da idea de lo que nos espera, que no es ni mejor ni peor pero si diferente a raíz de esta película.
La jerga con la que se comunican los Na'vi, los arcos y flechas con los que se defienden y su solidaridad y amor a la naturaleza tan próxima a los Amish, hacen que el espectador se decante por ellos desde las primeras imágenes.
Como en Bailando con lobos, de nuevo los indios son los buenos. 300 años más tarde, el séptimo de caballería del siglo XXIII entra arrasándolo todo sin respetar a los habitantes ni a su planeta. Al parecer sectores republicanos de EE.UU. están molestos con Cameron; ven un film antiimperialista que yo no veo por ninguna parte. El armamento y los robots son terriblemente sofisticados, pero, con todo, lo realmente impactante de la película son las imágenes en 3-D.
Pandora es un Edén, un bombón para la vista, un verdadero espectáculo visual con algún gran logro como la relación del cabello con la naturaleza. Solo por las imagénes valdría la pena ver la película.
En su momento, el cine sorprendió con el sonoro, después con el color, ahora pretende hacerlo con AVATAR, suerte Rey Cameron.

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