Monday, December 07, 2009

¿De cuando acá nos vino?


El idioma es una materia viva; a diario nacen y mueren palabras y frases para que La Real Academia de la Lengua cumpla con su cometido que no es otro que el de : "fijar, lustrar y dar esplendor" al idioma español. Frases como la que da título a esta obra eran propias del siglo de oro, cuando la soldadesca debatía sus pendencias (bonita palabra a pesar de su significado) en los tercios de Flandes o en las tabernas y posadas de la calle Mayor de Madrid. Aquí, en el periodo entre guerras por falta de medios economicos, sitúa Lope de Vega la acción de este enredo. Lope juega al equívoco y la provocación con un duelo inolvidable entre doña Ángela (la hija casadera) y doña Bárbara (la madre soltera), ambas prendadas de un caradura con encanto, el alférez Leonardo. Hay capitanes y nobles, criados y esclavillas, en este fresco vivo y de verso juguetón que bien merece más vida en nuestros escenarios. El espectador sigue la obra con gran interés hasta el final, preguntándose de que argucias se valdrá Lope para desenmarañar la madeja y a fe que lo consigue, dotando a uno se sus personajes, el alférez Leonardo, del don de la elocuencia.
El gran dramaturgo vivió con tal intensidad y lucidez, que las musas acudían con prontitud a los tiros de la chimenea de su cerebro para alumbrar obras sin descanso.
El canario Rafael Rodriguez es una garantía en la dirección y todos los actores de La Compañía Nacional de teatro Clásico están magníficos, destacando Pepa Pedroche, David Boceta y Joaquín Notario.
Después de la última representación en la bombonera del teatro Pavón de Madrid (sede provisonal), la compañía inicia una gira por España en la que con toda seguridad va a acompañarle un éxito como el de anoche, con un público agradecido que estuvo más de cinco minutos aplaudiendo. La gran versión de Rafael Pérez Sierra nos muestra a un Lope en estado puro.
Si puedes no te lo pierdas; recuerda que el teatro es como la vida y la vida es ....puro teatro.

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