He sufrido un proceso cancerigeno que, de momento, parece superado. Sigo llevando un portacath entre la piel como medida preventiva para el caso de que vuelva a reproducirse. El tratamiento oncológico lo he recibido en el Hospital Público Ramón y Cajal de Madrid que dispone de las técnicas más avanzadas y de personal especializado con un trato muy humano. He recibido ocho sesiones de quimio que me han dejado una afección ocular de difícil solución; es lo que tiene tratar de matar moscas a cañonazos, pero de momento, es lo más efectivo que hay que no es poco.
Si hablo de mi cáncer es por atender a la recomendación de los científicos en el sentido de concienciar a la sociedad con el fin de que no se acaben las aportaciones para la investigación, algo que ya se está empezando a notar con los nuevos recortes del gobierno. Según el Dr. Enteller (Público, 4 de febrero), "Dejar de investigar es mucho más caro que hacerlo".
El cáncer es subversivo, no entiende de clases sociales sexo o edad, aunque es especialmente cruel observarlo en la infancia; Si los pliegues de una rosa y los colores de una mariposa se los debemos a Dios, ¿Quien es el responsable del cáncer de un menor?
Se ha avanzado mucho -ya se curan el 65% de los casos- pero queda mucho camino por recorrer. Sabemos que son nuestras propias células las que mutan y deciden acabar con nuestra vida, muchas veces lo consiguen con éxitos fulminantes y no sirven de nada los medios económicos que tengas a tu alcance, véase a Steve Jobs por ejemplo.
Vivo consciente de lo efímero de la vida y de La insoportable levedad del ser, que decía Kundera, por tanto, no me supuso una gran sorpresa la noticia, no me cambió la vida, ni tampoco pensé en esa frase tópica de ¿Porqué a mi? Todos estamos dentro de la rueda y también les puede suceder a cuantos llevan una vida sana aunque esto ayude. Este año más de doscientas mil personas sufriran las consecuencias de esta terrible enfermedad en nuestro país.
Estoy convencido de que José Carreras, como tantos otros, jamás se hubiera preocupado por ninguna asociación de investigación sobre el cáncer de médula de no haberlo sufrido él; en cualquier caso, bienvenidas sean sus aportaciones. Como él, son muchas las personas a las que el cáncer "les cambió la vida"; a mi no, aunque respeto todas las opiniones, más aún cuando se trata de un cáncer terminal. Si vuelvo a recaer lo aceptaré no con resignación cristiana porque soy ateo, sino con el convencimiento de que la muerte es consustancial a la vida. El cáncer no cambió mi vida, he sufrido cosas peores, pero tampoco conviene frivolizarlo. En concreto, el cáncer de mama me parece especialemnte grave, creo que la mujer está pagando un precio altisimo con graves secuelas, esperemos que nunca se deje de investigar.
Animo a quien lo esté sufriendo a que lo afronte de un modo natural; a que no se asuste ante las miradas de familiares y amigos; a que le eche coraje y mire a la cara; a que se apoye en sus seres queridos y a que no pierda la esperanza; a que confíe en la medicina pública que está a un nivel altísimo y a que no se rinda, que se puede salir, te lo dice uno que lo ha pasado, de momento.
Muy bueno, si señor, y los recortes en sanidad se los podian hacer ellos en donde yo sé.
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