Cuando un director tiene el talento de Roman Polanski se puede permitir tocar todos los géneros cinematográficos aunque quizá, donde mejor se mueva, sea en el thriller; aquí tiene oportunidad de demostrarlo.
Por desaparición del titular en extrañas circunstancias un joven escritor se ve abocado a escribir como ghost writer, "negro" decimos nosotros, las memorias de un ex primer ministro británico que en todo recuerda a Tony Blair. Desde las primeras imágenes, Polanski consigue una tensión narrativa muy bien llevada hasta la escena final. Es cine clásico-moderno, nada que ver con el cine de usar y tirar con movimientos de cámara esquizofrénicos en los que al final terminas comiéndote las palomitas de la pareja de al lado sin pretenderlo. También es cine de denuncia política que abre la posibilidad de exigir responsabilidades por Crímenes de Guerra no solo a los Milosevic de turno sino ampliar el campo hasta cualquier dirigente político que haya atentado contra Los Derechos Humanos.
La vena "Hitchkoniana" que siempre acompañó al judío polaco-francés de 76 años nos hace recordar a "Con la Muerte en los talones" porque acompañamos al protagonista y nos sorprendemos como él con sus descubrimientos. Primera gran utilización del GPS en un guión de cine. Tom Wilkinson está soberbio en su corto papel y a Elli Wallach (95), en una aparición de viejito en su casa junto al mar, te dan ganas de decirle que no se muera nunca. Ewan Mac Gregor está muy creíble como "negro", no tanto Pierce Brosnam como ex primer ministro.
La acción transcurre con escasos exteriores y mucho plano secuencia como en la extraordinaria "La Muerte y la Doncella", solo la maestría de un gran director puede lograr hacer de un guión normal una gran película; cine del bueno, con una dirección de oscar. Película muy recomendable.
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