Ágora

Yo creo que Amenabar se encuentra absolutamente desbordado por su película. Es la más cara del cine español y se nota la responsabilidad que acarrea conseguir que sea comercial. Ya le pasó a Agustin Diaz Yanes, otro gran guionista y director, con Alatriste. De ahí la contradicción; un director cuyo cine es fundamentalmente intimista, más de preguntas que de respuestas, tiene necesariamente sus límites, y un genio como él, quizá los tenia en una película tan redonda como Mar Adentro.
Realizar una película con la pretension de gustar a todo el mundo es algo que han logrado muy pocos y por tanto una empresa a todas luces muy difícil; promoción, casting, distribución etc., demasiadas cosas que escapan a un genio capaz de hacer un film como Tesis con 23 años.
Seguramente su gran batalla ha sido el mercado norteamericano, como llegar a él sin dejar de decir lo que uno quiere decir como ateo militante, conlleva una contradicción tan grande como querer criticar a La Puta de Babilonia en un confesionario, o lo que se conoce más popularmente como “estar en misa y repicando”; misión imposible en suma. A pesar de Darwin. el creacionismo sigue tan vivo como hace 1600 años, el "creced y multiplicaos" se ha extendido como credo y doctrina contra los que quieren pensar, dudar y atreverse a saber; con el añadido de tener un integrismo islámico que tampoco ayuda mucho
Con todo, Ágora es una muy buena película como no podía ser de otra manera en manos de Amenabar que además toca temas como el incendio de la biblioteca de Alejandría que plantean preguntas de gran calado ¿a dónde habríamos llegado de no producirse el incendio? Sin duda, mucho más lejos que en la actualidad. Hipatia es una mujer que existió realmente en el siglo IV, científica que innovó la astronomía, la filosofía, la geometría y que además de ser guapa y muy inteligente se enfrentó a la religión hasta perder su vida por las hordas fanáticas que, hoy igual que ayer, siempre parecen acompañarnos independientemente de que, como nos hace ver Amenabar, seamos una canica en el universo.
Lo mejor de Ágora no es lo que debiera haber sido y no fue: el debate entre religión y ciencia, sino sus escenas históricas, un Peplum colosal al que le deseo lo mejor.