Durante años
nuestra prepotencia a la hora de tratar a nuestros hermanos de lengua del otro
lado del atlántico no ha tenido límites: Payoponi, frijolito, chiguagua o
sudaca, eran algunos de los apelativos peyorativos con los que los definíamos
entre sonrisitas cómplices. Pero la vida da muchas vueltas, hoy son nuestros
jóvenes los que tienen que ir a ganarse la vida a -entre otras partes-
Latinoamérica. Son países emergentes y el nuestro se hunde sin vuelta atrás. La
emergencia económica ha transformado Latinoamérica en un destino para nuestros
jóvenes que ven como una bocanada de aire fresco dar el salto ante la asfixia
que viven en nuestro país. La crisis afecta a una legión de jóvenes sobradamente cualificados
que vamos perdiendo como un goteo incesante y un despilfarro con cargo a los
Presupuestos del Estado del que se benefician otros países. El talento emigra
como en los años veinte del pasado siglo por la hambruna, en los cuarenta por
la guerra, y en los sesenta otra vez por el hambre y la necesidad, pero siempre
se nos van los mejores. Desde el año 2009 han abandonado nuestro país más de medio
millón, y nadie en las esferas del poder parece preocuparse por tanta pérdida
de talento.
Méjico,
Brasil y Ecuador son grandes receptores de médicos, ingenieros, arquitectos,
profesores universitarios etc., mientras nuestras universidades se quedan
desiertas y nuestro tejido empresarial se paraliza. El Gobierno ecuatoriano de
Correa ha contratado a 150 médicos y necesitan más. Quién nos lo iba a decir hace
unos años, ¿verdad?
Son una
generación perdida para nuestro país; un error que pagaremos caro por el
empobrecimiento técnico e intelectual que representa. Es un grito silencioso, una pérdida de la que
nadie parece escandalizarse y menos que nadie un Gobierno responsable de
arrebatarnos nuestros grandes logros sociales y de hipotecar nuestro futuro de
un modo irreparable.
Desde la
tristeza que suponen estas pérdidas se hace obligado desearles suerte en la
aventura americana. Algunos ya se han estabilizado y responden cuando les
preguntan: ¿Volver?, ¿Para qué?
No les
faltan razones.
No comments:
Post a Comment