Tal día como hoy hace 80 años un terremoto político conmovió a España. En palabras de Azaña, España "se acostó monárquica y se levantó republicana"; las elecciones municipales se convirtieron en un plebiscito a favor de la república y, en consecuencia, Alfonso XIII tuvo que exiliarse. Riadas de personas acudían a las plazas de los ayuntamientos para mostrar su satisfacción por la buena nueva. Fue una formidable explosión de fervor popular que pronto se encargarían de frustrar las fuerzas más reaccionarias. Pero el 14 de abril de 1931, España había dejado de ser un pueblo de súbditos para convertirse en otro de ciudadanos: se acababa de proclamar la II República. Gracias a ella se reconoció el derecho a voto de la mujer, se legalizó el divorcio y el aborto, derechos pioneros en Europa. En cinco años de república se construyeron más colegios que en 200 años. Estabamos a la cabeza de Europa en temas científicos y socioculturales, Albert Einstein, Madame Curie y otros científicos de fama mundial venian a dar conferencias y los mayores genios de todos los ámbitos eran españoles, como Picasso, Antonio Machado, Federico Garcia Lorca, Miguel Hernandez, Luis Buñuel, Severo Ochoa etc. Franco acabó con todo eso y sumió a España en la miseria social, cultural y política durante cuarenta años.
El movimiento republicano, hoy, casi no existe en España, a "la Pepa", la Constitución de 1812, también se la cargaron enseguida al grito de "vivan las caenas"; forma parte de nuestra historia y nuestro carácter y no parece que vaya a cambiar nada, porque tampoco la juventud actual está por la labor. Poca cosa cabe esperar de un país donde ya no se distingue entre derechas e izquierdas y los políticos no representan ideas, sino que defienden intereses de lo más variado en los que, en la mayoría de los casos, no pintan nada, eso sí, insultar insultan muy bien. No nos llamemos a engaño, la sociedad española sigue rezumando beateria, y se agarra a las tradiciones más conservadoras como veremos en las municipales del 22 de mayo.
Mientras, no os molestéis mucho si sacamos nuestra bandera tricolor hoy a la calle, somos los hijos y nietos de aquellos que disfrutaron tanto un día como hoy; solo queremos decir que estamos aquí, que tenemos derecho a manifestarnos pacíficamente y que somos pocos, pero somos republicanos.
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