Ana karenina

Solo hay dos cosas por las que vale la pena escribir: el amor y la muerte, lo demás son zarandajas. En el amor incluyo, como no, el adulterio, algo que siempre ha dado mucho juego en la literatura y en la vida. La segunda mitad del siglo XIX nos trajo el realismo y las grandes heroínas que siempre acababan mal, Margarita Gautier, Madame Bovary y Ana karenina (mi novela favorita). Es una pena que ninguna de las tres haya sido bien llevada al cine. Greta Garbo, Vivien Leigh, Jacqueline Bisset

(la más guapa), Sophie Marceau y alguna más en teatro, Ópera o series de TV,

han interpretado con desigual fortuna a Ana Karenina, pero

ninguna historia de amor llegó a ser tan bien plasmada en el cine como la de Lara y

Zhivago, claro que ahí había un director de cine que se

llamaba David Lean. Sin embargo, para mi, Ana karenina es superior.

Es una de las novelas cumbre de la literatura, pertenece a ese tipo de

lectura que te hace entornar el libro y mantener el pulgar entre las páginas para no perder el hilo mientras te maravillas mirando al infinito y disfrutas de eso que se llama el "goce intelectual". Son momentos sublimes que no quieres que se acaben nunca y te preguntas lo que darías por saber escribir como León Tolstoi. Así es Ana karenina.

Hoy es el día del libro, en Cataluña además es San Jordi, una fiesta en la que a los hombres se les regalan libros y a las mujeres rosas. Tradición un tanto machista que al parecer se va arreglando, ahora casi todos se regalan rosas y libros.

No se puede hablar de la esencia de la literatura contemporánea sin hablar de los rusos, no recuerdo quién lo dijo pero "todo está en los rusos". Me temo que me moriré sin leer a la mayoría.

A los 16 años me enamoré de Ana karenina, de hecho me sentía el teniente Vronski mientras leia la novela. Hoy las nuevas tecnologías nos restan tiempo para lecturas como ésta, todo va demasiado deprisa y es una pena porque se pierde la satisfacción que suponen las buenas lecturas como Ana Karenina.