La obra que nos presenta Flotats es todo un pasaje de la segunda mitad del XVIII en el que veremos a Benjamin Franklin, M. Guillotine, Lafayette, Napoleón y oiremos hablar de Voltaire, Diderot y todos los grandes personajes de la Ilustración. El siglo de las luces francés fue muy importante y no es de extrañar que el único actor español que goza de una Legión de Honor nos sitúe en esa época siempre que tiene ocasión.
Impecable mise en scène en una obra llena de ironía y talento. Raúl Arévalo borda su Chevalier DÈon, María Adánez hace una adorable amante y toda la compañía está a gran altura bajo la dirección impecable de Josep -María Flotats a quien el acento parisino aporta un charme especial. El que fuera primer actor de la Comédie -Française imprime un sello especial a su teatro siempre lleno de ironía y una gran selección de textos. El mundo anglosajón suele premiar la entrada en escena de sus grandes actores con una cerrada ovación en la que expresan su admiración y cariño, ya se que no es costumbre en nuestro país pero me habría gustado aplaudir la entrada de un actor con una voz prodigiosa y muy admirado por todos: Constantino Romero, vaya desde aquí mi aplauso por su gran Benjamin Franklin.
Muy acertados los decorados audiovisuales, la iluminación, el vestuario y las pelucas de Antoñita las viuda de Ruiz a quien se le rindió un cálido homenaje.
Recuerda que el teatro es más real que la vida y que la vida es un teatro con muy malos actores. Aún así, yo pienso seguir presentándome todos los días al casting con una sonrisa; hasta que se baje el telón.
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