Retorsión

Retorsión es como se define el tratar con la misma moneda a otro país cuando ha perjudicado tus intereses.

En el mundo globalizado en el que vivimos se presume de derribar fronteras con facilidad por una parte mientras se acotan espacios burocráticos por otra.

Rusia ha vetado la carne de porcino española. Todos saben que la carne de cerdo española está muy sana. La actitud de los rusos, por lo tanto, obedece a otros intereses, por ejemplo: aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid y el Moscova por Moscú, vamos a comprar el tocino a Brasil que nos sale más barato.

EE.UU. deja de comprar juguetes chinos con la excusa de que son nocivos para la salud de los niños; China responde prohibiendo una marca de galletas norteamericana argumentando que tienen restos de aluminio.

La retorsión no siempre tiene cara económica. El año pasado España endureció la entrada de inmigrantes de Brasil y desde allí nos contestaron con la misma moneda.

En Canadá expulsan a dos ciudadanos rusos por supuesto espionaje; nada más conocer la noticia los dos primeros turistas canadienses que aterrizan en Moscú no pasan el control de aduana.
Estas medidas rozan a veces el esperpento, en nuestro país, hemos llegado a devolver tenedores suecos porque los dientes estaban muy separados y resultaba imposible comer, por ejemplo, paella.

No, lo que hace EE.UU. con Cuba desde hace 50 años no se llama retorsión, eso, tiene otro nombre.

Como se puede apreciar, la crisis, como siempre, como todo, afecta de muy distinta manera a unos y a otros.