La falta de imaginación de Hollywood le obliga a recurrir con demasiada frecuencia a las secuelas, los remakes o a programas de tv. La adaptación de la BBC de la serie con el mismo título, ha contado con grandes medios y sobre todo con el gran guionista Tony Gilroy el que se llevó el oscar por Michael Clayton y es responsable de la saga Bourne.
Uno de los mayores logros de esta película es la escasez de efectos especiales, algo muy de agradecer para un cinéfilo, por eso tiene sabor a cine antiguo, cine negro del mejor. Trata un tema tan escabroso como es la posible privatización de las Fuerzas Armadas de EE.UU., algo que casi está sucediendo como hemos podido ver en Irak. La implicación de un congresista y la investigación por parte de un periodista amigo suyo, forma una madeja enrevesada con guiños a Todos los hombres del Presidente y el Watergate.
Cualquier director suspiraria por un reparto como este donde destacan Rusell Crowe, Ben Affleck y Hellen Mirren. Gran homenaje al buen periodismo de investigación, nada que ver por otra parte con lo que lleva haciendo el periódico El Mundo en nuestro país desde hace cinco años.
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