Hoy hemos perdido a uno de los más grandes historiadores, Eric Hobsbawm nos ha dejado a la edad de 95 años. No por esperada es menos dolorosa su muerte, al menos para quienes conocemos parte de su obra. Mañana, todos los medios se harán eco de la noticia y muchos glosarán la biografía de un hombre de una gran talla intelectual y política.
Hobsbawm vivió su infancia entre Alemania e Inglaterra hasta la persecución de los judíos y denunció el fascismo desde su aparición.
Su interpretación del siglo XX (Historia del siglo XX, Ed. Crítica), está considerada como la más lucida de nuestra historia reciente.
Hobsbawm conocía a la perfección cinco idiomas, inglés, alemán, francés, italiano, y el español por haber vivido en latino América; esta faceta le permitió hablar desde otra visión más amplia que la que suele tener el etnocentrismo anglosajón. Gracias a él supe entre otras muchas cosas la diferencia entre tradiciones y costumbres; las tradiciones, decía Hobsbawm, nos las imponen desde arriba (desfiles, procesiones etc.), las costumbres (Carnavales, gastronomía, bailes etc.), parten del pueblo llano. Sus argumentos basados en el saber crítico y en documentados razonamientos convierten la lectura de cualquiera de sus libros en una sugestiva tormenta de ideas sobre el presente, el pasado, y las perspectivas de futuro, donde se situaba como un euroescéptico. La Unión Europea, decía, "ha fracasado en el ámbito ejecutivo, legislativo y ahora lo está haciendo también en el económico, el mundo necesita recuperar los valores de la Ilustración para afrontar el futuro. Aquellos que creen en el progreso humano, de toda la humanidad través de la razón, la educación y la acción colectiva".
Su distancia sideral trasciende ideologías; es sólo patrimonio de los grandes como también lo fue Chesterton, un hombre que estaba en sus antípodas ideológicas y otra de las grandes autobiografías que recomendaría a cualquiera que disfrute con la historia contada por ellos mismos y no por sus hagiógrafos.
Hobsbawm, como buen marxista, sabe que la historia no se puede explicar si no va acompañada de la economía. Ésta es una de sus últimas reflexiones: "El mundo capitalista globalizado que surgió en la época de los noventa ha resultado en muchas cosas enigmáticamente parecido al mundo que había pronosticado Marx en 1848 en El Manifiesto Comunista."
Su obra, enciclopédica, es un legado intectual de primera magnitud y absolutamente clave para entender el mundo contemporáneo
Que la tierra te sea breve maestro.
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