En mi familia andaluza hay un dicho fruto de una anécdota que no viene a cuento pero que sacamos a colación a la mínima ocasión y que no requiere explicación: ¡A tó t'apuntas! Esto es lo que hace mucha gente: si sube algo mono a Facebook y consigue que media docena cliquen "me gusta" y uno lo comparta, se dará por satisfecho; no digamos si su hashtags llega a ser trending topics por unos minutos en twitter. Y es que hay gente capaz de morir antes de pensar y de hecho muchos lo consiguen, yo sin embargo creo que sin pensamiento en libertad, aún con errores, en vez de vivir lo que se hace es vegetar.
Entre las muchas y muy brillantes frases que se han dicho a lo largo de la historia, me voy a quedar con una reflexión que quizá no sea de las más bonitas que circulan por la red pero que a mi me parece de una extraordinaria profundidad, a su autor, José Luis Sampedro, le encanta repetirla siempre que es entrevistado. Dice nuestro hombre sabio: "se habla mucho de libertad de expresión, pero lo importante es la libertad de pensamiento. Porque si a mi me dejan expresar un pensamiento, pero no es el mío, sino el que me han metido en la cabeza con la forma de educación, entonces no soy yo el que habla, no soy yo el que se expresa". Da que pensar…
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