La denuncia de sus fotorreportajes no deja indiferente a nadie. Después de ver la exposición, sales con las tripas revueltas y el corazón encogido; te preguntas como puede anidar tanta maldad en el ser humano y te reafirmas en la estupidez de las guerras. ¿Cómo es posible que después de tanto avance tecnológico y científico sigamos siendo tan bestias? Gervasio Sánchez tiene la valentía de fotografiar lo que el mundo no quiere ver y de decirnos que no nos podemos callar ante la doble moral de los políticos.
La exposición incluye un total de 148 fotos y 96 retratos y se estructura de forma cronológica en torno a cinco grandes bloques temáticos: América Latina 1984/1992, Balcanes1991/1999, África 1994/2004, Vidas minadas 1995/2007 y Desaparecidos 1998/2010. Son 25 años de trabajo en numerosos escenarios bélicos y posbélicos de America Latina, Europa, Asia y África, lugares que reflejan la crudeza de nuestro tiempo y en el que languidecen, injustamente olvidadas, las victimas de la barbarie. No sabría decir cual es más impactante porque ningún tema te deja indiferente, pero las fotos de los niños mutilados por las minas antipersona te generan una rabia especial; matar la infancia de un niño de una forma tan cruel es algo muy doloroso.
Sus trabajos son reconocidos y premiados en el mundo entero, pero también lo es su discurso, en el que sacó los colores a unos políticos que estaban avergonzados ante las verdades que les soltó en pleno rostro. Es difícil que le den algún premio más en nuestro país, a los políticos no les gusta que les amarguen la fiesta, pero también es difícil no estar de acuerdo con las palabras de este hombre sobre el drama del armamento y la hipocresía de los gobiernos.
Discurso de GERVASIO SÁNCHEZ al recibir el Premio Ortega y Gasset de Fotografía el 7 de Mayo de 2008, por su trabajo “Vidas minadas” y su foto “Sofía y Alia”, con la que retrata (y denuncia) el uso de minas antipersona.
“Señoras y señores, aunque sólo tengo un hijo natural, Diego Sánchez, puedo decir que como Martín Luther King, el gran soñador afroamericano asesinado hace 40 años, también tengo otros cuatro hijos víctimas de las minas antipersonas: la mozambiqueña Sofía Elface Fumo, a la que ustedes han conocido junto a su hija Alia en la imagen premiada, que concentra todo el dolor de las víctimas, pero también la belleza de la vida y, sobre todo, la incansable lucha por la supervivencia y la dignidad de las víctimas, el camboyano Sokheurm Man, el bosnio Adis Smajic y la pequeña colombiana Mónica Paola Ojeda, que se quedó ciega tras ser víctima de una explosión a los ocho años.
Sí, son mis cuatro hijos adoptivos a los que he visto al borde de la muerte, he visto llorar, gritar de dolor, crecer, enamorarse, tener hijos, llegar a la universidad.
Les aseguro que no hay nada más bello en el mundo que ver a una víctima de la guerra perseguir la felicidad.
Es verdad que la guerra funde nuestras mentes y nos roba los sueños, como se dice en la película Cuentos de la luna pálida de Kenji Mizoguchi.
Es verdad que las armas que circulan por los campos de batalla suelen fabricarse en países desarrollados como el nuestro, que fue un gran exportador de minas en el pasado y que hoy dedica muy poco esfuerzo a la ayuda a las víctimas de la minas y al desminado.
Es verdad que todos los gobiernos españoles desde el inicio de la transición encabezados por los presidentes Adolfo Suárez, Leopoldo Calvo Sotelo, Felipe González, José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero permitieron y permiten las ventas de armas españolas a países con conflictos internos o guerras abiertas.
Es verdad que en la anterior legislatura se ha duplicado la venta de armas españolas al mismo tiempo que el presidente incidía en su mensaje contra la guerra y que hoy fabriquemos cuatro tipos distintos de bombas de racimo cuyo comportamiento en el terreno es similar al de las minas antipersonas.
Es verdad que me siento escandalizado cada vez que me topo con armas españolas en los olvidados campos de batalla del tercer mundo y que me avergüenzo de mis representantes políticos.
Pero como Martin Luther King me quiero negar a creer que el banco de la justicia está en quiebra, y como él, yo también tengo un sueño: que, por fin, un presidente de un gobierno español tenga las agallas suficientes para poner fin al silencioso mercadeo de armas que convierte a nuestro país, nos guste o no, en un exportador de la muerte. Muchas gracias.”
Impresionante...
ReplyDeletePor cierto soy Pérfida
Un saludo coleguita