Midnight in Paris

 

Fruto del talento y de la imaginación de un genio como Woody Allen surge de nuevo una delicia: Midnight in Paris.

La película te engancha desde los primeros minutos cuando Allen comienza a enseñarnos postales de un Paris vivo y actual con música de Cole Porter y los colores de Gauguin o De Gas. Paris con lluvia o con sol es la ciudad más bella del mundo y Woody la retrata bastante mejor que lo hiciera con Barcelona.

Owen Wilson, un actor que nunca me pareció bueno, está estupendo como alter ego de Woody en uno de los personajes que él solía interpretar hace más de treinta años.

Un escritor va de vacaciones a Paris con su novia y sus suegros, se pierde por la noche y surge el milagro como gran recurso cinematográfico; a eso de la media noche Owen-Allen es recogido en una estrecha calle parisina por un coche de época que le traslada a los años treinta del siglo XX y desde entonces sólo pensamos en que se haga de noche y que venga el coche para subirnos nosotros también. Conoce a los impresionistas y también a la cumbre del surrealismo, que, curiosamente, son mayoría de españoles como Picasso y sus obsesiones sexuales, Dalí (ningún actor mejor para encarnarlo que Adrián Brody), Luís Buñuel a quien homenajea proporcionándole la idea para su obra cumbre: El ángel exterminador,  el borracho cazador de rinocerontes Hemingway, Gertrude Stein, el elegante autor de El gran Gatsby, F. Scott Fitzgerarld, Cole Porter y alguno más con los que dialoga en su particular túnel del tiempo. ¿Quién de nosotros no ha tenido en alguna ocasión pajaritos en la cabeza pensando que conocía alguno de estos personajes? Yo, reconozco que podría quedar muy bien diciendo que me habría gustado conocer a Bertrand Rusell, Valle Inclán, Lorca...lo que no deja de ser verdad, pero en realidad siento ser un poco más prosaico, me habría gustado estar con Jacqueline Bisett,

No es extraño que un intelectual de su categoría ironice sobre el partido republicano y el Tea Party de su país. Siendo tan norteamericano como la Coca-Cola o Manhattan, encuentra mayor comprensión a su trabajo en una Europa a la que le ha dado por mostrar en su última etapa. Sus seguidores estamos encantados de que lo haga.
Woody, no te mueras nunca.