Picnic, la película de Joshua Logan estrenada en 1955 no llegó a España hasta los sesenta -la dichosa censura- y yo no creo que tuviera más de quince años cuando la vi por primera vez, pero recuerdo que me quedé con la boca abierta viendo bajar por la escalera a Kim Novak. Todo amante del cine ha vivido momentos mágicos en su vida de cinéfilo y éste fue uno de ellos para mí; sencillamente me transportó, no se si llegué a Ganímedes pero anduve cerca. Lo nuestro fue un flechazo unilateral. Me enamoré de una bruja y sentí Vértigo pensando que saldría de la pantalla para decirme Bésame Tonto.
En la escena, William Holden (36) y Kim Novak (22) están vestidos, no se besan, sólo se rozan bailando al anochecer con la canción Moonglow de fondo, pero el cine nunca fue tan sensual, tan erótico, en una escena que con el tiempo se convertiría en una de las más sexy del cine.
Kim Novak no necesitó ponerse labios de batracio para enamorar a toda una generación. Ella solía llevar el pelo recogido y tenía los labios finos, pero era tal la intensidad de su mirada que parecía invitarte a tener con ella algo más que palabras o, al menos, esa es la magia del cine.
Lo decía mi amigo Perucha, el único "facha" entrañable que he conocido y cuya vida ha dado, y seguro que sigue dando, para más de una película. Cuando Perucha veía a una mujer hermosa, y en este caso es más válido que nunca, se dirigía a nosotros y soltaba su frase "al que no le guste una mujer así, ni es español, ni es hombre".Toma ya.
