El profesor Aguilar Piñal se basa en la historia y, sobre todo, en los últimos grandes avances de la ciencia para deconstruir las catedrales de la mente. La quimera de los dioses (Edit.Visión Libros, 2010) es un denso ensayo que sin duda se convertirá en libro de consulta y referencia obligada para el mundo laico.
El libro consta de tres partes a cual más interesante.
En la 1ª, El misterio de la vida, aporta un sinfín de nuevos descubrimientos científicos de gran interés, desconocidos para el gran público. Para la neurociencia, dice el profesor, el cerebro es, y nada más, un conglomerado de neuronas. Desarrolla La teoría sobre los genes y los memes de los que hablaba Richard Dawkins en un clásico como El gen egoísta (1976/2006, ed. 30 aniversario, actualizada) enriqueciéndola con sus aportaciones.
En la 2ª, La invención de los espíritus, desmonta mitos como los ángeles, los demonios, el alma, la inmortalidad y las "falsas verdades" inventadas por el hombre.
En la 3ª, La quimera dañina, disecciona La Biblia mostrando la perversidad que encierran las páginas de un libro que no habla precisamente de amor. En la comparación con otras religiones no sale muy bien parada La Iglesia Católica, pero con ser tan falsas las doctrinas católicas y tan estremecedora su historia como institución, no hay que olvidar que todo comienza con la religión judía, la “inventora” de todo, y tampoco la musulmana, cuyas creencias son tanto o más demenciales. Son las tres “hijas” de La Biblia, el libro "sagrado".
El profesor Aguilar Piñal actúa como un experto cirujano examinando y desmontando célula a célula todo el tinglado de la farsa religiosa. Lo hace sin el odio ni rencor de Michael Onfray ni la ironía de Dawkins sino con un serio análisis apoyándose en multitud de citas, datos, fechas y experiencias que le han aportado sus muchos años de estudio.
Después de leer La quimera de los dioses, tengo más claro que "todo lo que existe en el universo es fruto del azar y la necesidad” como dice el profesor Aguilar Piñal citando a Demócrito.
Solo desde el miedo, el desconocimiento, o el ánimo de trascender, se puede creer en algo tan inconsistente como la fe religiosa; pero al parecer, la condición humana necesita auto engañarse para sobrevivir.
He tenido oportunidad de comunicarme con el profesor Aguilar Piñal vía e-mail y me ha recalcado la seriedad y el respeto que le merece todo creyente con una generosa y sencilla reflexión: “Si los creyentes son felices, y no hacen daño, ¿por qué quitarles esa felicidad, si sólo vivimos una vez y en este desgraciado mundo?"
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