Monday, June 15, 2009

Muerte de un viajante



Muerte de un viajante es la obra que consagró a Arthur Miller como un gran dramaturgo. Estrenada en 1949 en Broadway, se convirtió en la primera obra teatral que cuestionaba el sueño americano del consumidor: El American Dream, que no consiste sólo en enriquecerse por la vía del trabajo, el talento y el encanto personal, sino en conquistar tierras salvajes, enfrentarse a la competencia y salir triunfante. Demasiado para el cuerpo. El espectáculo ganó varios Tony y su autor obtuvo el Pulitzer de teatro.

Willy Loman, un vendedor ambulante neoyorquino de sesenta años, representa el arquetipo del perdedor instalado en el autoengaño que construye castillos en el aire y al que desprecian todos, empezando por su propia familia, sus jefes y la sociedad. Willy, se ve abocado al suicidio para que su mujer, la única que permanece a su lado, pueda cobrar la póliza. Es el último camino que le queda al descubrir que su sueño, como el de todos nosotros, es un sueño imposible. Desgraciado de aquel que consiga sus sueños porque se quedará sin ellos.
La obra cobra plena vigencia en el actual momento, cuando todos pensábamos que íbamos a ser ricos y, precisamente desde los EE.UU. con las Subprime y las acciones ordinarias nos hicieron reparar en que quizá no tuvimos en cuenta el capital riesgo y mientras los tipos fijos nos miraban por encima del hombro a los tipos convertibles como nosotros, no nos dimos cuenta de que nos íbamos convirtiendo, precisamente, en bonos basura.
El montaje muy cinematográfico de Mario Gas, la soberbia actuación de Jordi Boixaderas, de un esplendido Víctor Valverde en el papel de hermano y alter ego de Willy y de otro gran actor, Pablo Derqui, en el papel de Biff Loman (que hace sesenta años encumbrara a Arthur Kennedy), contribuyen al gran éxito de la obra que se representa en el Teatro Español de Madrid.
Recordad que el teatro es vida y la vida…. puro teatro

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