En el hospital Virgen del Rocio de Sevilla se hizo el milagro a pesar de la iglesia. La comunidad científica internacional celebra el gran éxito obtenido por un equipo médico al salvar a un niño desauciado, con las células madre de lo que se ha dado en llamar el "bebé medicamento"; su hermano. El donante para el pequeño enfermo se buscó en una red mundial de once millones de donantes de médula ósea sin éxito, lo que llevó a plantear la búsqueda de un hermano que al ser seleccionado genéticamente fuera el donante perfecto, además del único posible. Hoy, la familia Mariscal tiene dos hijos sanos pero desconocemos que tipo de plegarias elevaría al cielo Monseñor Rouco y su séquito al enterarse. La iglesia que es una institución intrínsecamente perversa y se opone a la investigación con células madre, parece mostrar más interés por un cigoto que por la vida de un niño de siete años, habrá que cuestionarse porqué los funcionarios del cielo no quieren milagros fuera de su jurisdicción.
Yo, como originario de Andalucia, conocedor de algunos de sus hospitales y el excelente trato que he recibido siempre en la sanidad publica, no puedo por menos que sentir orgullo y satisfacción de que la baja Andalucia haya sido pionera mundial en esta intervención.
Es un éxito que dentro de unos años se verá como normal pero al que la iglesia seguirá poniendo trabas como ha hecho durante tantos siglos a cualquier avance científico.
En el oscurantismo en el que se mueven, tal vez entiendan mucho de Dios, pero muy poco de milagros y menos aun del florecimiento de la razón.
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