Mi amigo Marío López Sellés y yo pensamos así, pero como "tolerancia es cultura" estamos abiertos a cualquier otra interpretación:
Nuestro por fortuna irrepetible heroe de Perejil, José María Aznar, vuelve a defender la invasión ilegal de Irak, en la que nos hizo participar a todos los españoles contra nuestra voluntad y de la que se deriva un rosario interminable de víctimas inocentes y la destrucción definitiva de un país, y cuyo único objetivo fue el control de los pozos petrolíferos iraquies por las multinacionales norteamericanas, más el consiguiente pingüe negocio de reconstrucción, cuya contratación ya se habia cerrado antes incluso de la nefasta conversación en aquel rancho tejano de cuyo nombre no quiero acordarme. Pero nuestro héroe tiene motivos sobrados para defender su infame decisión: le ha hecho millonario. Gracias a ella, consiguió entrar en nómina del imperio Murdoch y acceder a la cátedra honorífica de Georgetown. Mejor sería que dedicara estos días de Cuaresma en pensar en los cientos de miles a los que ayudó a perder la vida. |
La pena es que no le pillara el terremoto de Sichuan al del perejil.
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